sábado, 21 de septiembre de 2013

Recuerdos inolvidables de la Parcelación Barcelona (Zaragoza)

Ayer, tras hacer una serie de recados, pasé cerca de un lugar que hacía décadas que no visitaba y en el que viví experiencias intensas e inolvidables. En la la antigua Parcelación Barcelona mi familia tuvo un almacén de distribución de alimentación. En aquel inmenso lugar podíamos jugar con la bicicletas de aquí para allá, hacer carreras de carros, jugar al escondite en sus inmensas avenidas llenas de todo tipo de productos, tirarnos encima de montañas de legumbres, robar cuidadosamente algún trozo de queso o chocolate o esperar, extasiados, a que un impresionante camión alemán o suizo desembarcara impresionante ruedas de queso emmental o cajas inmensas de salmón. Frenético movimiento de personas, camionetas, camioncillos, locura para descargar transportes (a hombro, más tarde con aquel "toro" mecánico), viajes en la camionetas con los conductores (Fausto, José Antonio), ratos de preguntas con José o Bienvenido, cajas de cartón, precintos, sellos de colores.... olor a salmuera, a ahumados,.... todo un inmenso campo de juego para chavales de unos 10 años por aquel entonces. Las carreras de bicicletas eran bestiales y ningún problema había si salías a la calle a velocidad endiablada.... y si había algún golpe o herida, lejos de lloriqueos, una palmada en la cabeza y "venga machote".... ¿pisamos alguna vez urgencias en aquellos años pese a bestiales desastres? jamás.... Ayer pasee por aquellos rincones, que como siempre, aparecen mucho más pequeños que en los recuerdos, (eran vistos desde una perspectiva infantil de 1,40, y eso se nota). Apenas nada queda de aquello, el inmenso almacén esquelético es hoy una instalación pulcra y cuidada, casi parece una clínica. Nada queda de aquellos oscuros espacios, olvidados escondrijos, oficinas locas o de aquel despacho del abuelo en la planta superior, con su caja fuerte digna de una película de John Wayne. Sí que permanece en pié el Bar Sanz, lugar de guiñote, chatos de vino y almuerzo. Desapareció aquella tienda de chuches o la loca zapatería donde mi padre nos compraba zapatillas de deporte imposibles, como la Paredes "glow in the dark". Bonito paseo que dedico a mi hermano, con quien compartí todas aquellas sensaciones.

























Añado unas imágenes de cómo era aquello en su momento de esplendor, incluido el despacho de mi abuelo.




6 comentarios:

arturo saz dijo...

..Indusan ,cliente mio al que visito habitualmente.......está costando que pero el olor bacaladero empieza a desaparecer de las paredes....la tortillaka del bar sanz meritoria...

Antonio Saz dijo...

Muchos recuerdos de aquellas calles eh hermano?..... buenas bajadas veloces bicicleteras....

Unknown dijo...

Y las patinetas de madera y rodamientos junto al manicomio , los americanos que vivían allí la tienda de comestibles la pollería los deposdepó de agua que tiraban todo dentro la casa abandonada junto a ellos la camioneta americana de los Así etc etc

Unknown dijo...

Patinetas caseras de madera y rodamientos

Unknown dijo...

JugabamoJ a la Taba con el hueso de cordero luego en los Terreros metidos todo el día junto a la pollería teníamos la tienda de golosinas y nos vendía chavetas de alambre casero que tenía en unos botes de plastplá para disparar como tirachinas con la goma entre nuestros dedos , teníamos una guardería al lado , y los americanos jugaban al béisbol con bates de aluminio en las explanadas que ahora son pisos , la granja junto al manicomio con una portalada enorme de madera etc etc

Unknown dijo...

También recuerdo asaltar el camión de Coca Cola yo no no me parecía bien pero recuerdo como lanzaban las botellas y salían corriendo sobre todo un fichaje un tal Luna el colegio seminarista al lado del nuestro la iglesia de las casas de protección viejas cuando nos sacaban para ponernos la ceniza en el cogote ah !! Las motos bultaco Buffffffff y claro veiamos que ponía en la Derbi campeona del mundo y flipabamos

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