martes, 24 de diciembre de 2013

LAS UVAS DE LA IRA (1940) John Ford



















Cada vez que llega la Navidad tengo por costumbre seleccionar una película que me haya impactado especialmente y hacer un revisionado cuidadoso, tranquilo y sosegado, como bien merecen estos filmes. Generalmente acabo tirando de clásicos, de Mitchum, Bogart, Price, Scola, Bardem, Buñuel y casi siempre de melodramas, no se por qué.

Este año he seleccionado una película "mayor". Además de contener una fotografía y un equilibrio estético impresionante, unas actuaciones inconmensurables y una modernidad sorprendente, la pequeña historia de Tom Joad conlleva multitud de cargas de profundidad morales, sentidas y profundas que invitan a la reflexión en estos tiempos de penuria para muchas familias, en este país y en todo el planeta. Yo creo que es una de las películas que mejor reflejan el ambiente de la Gran Depresión estadounidense de principios del siglo XX. Las familias, su expulsión de las tierras cultivadas por ellos durante decenios y la búsqueda de la tierra prometida, en este caso enfocada en la soleada California, su éxodo en busca, no de la riqueza, sino de la subsistencia, nos trae a imágenes que vemos y hemos palpado en paises como el nuestro, cuando familias enteras vienen de países menos favorecidos o traspasan nuestras fronteras en búsqueda de algo mejor. Me hizo pensar en esas gentes centroafricanas, con pequeños y mayores, que se meten en ligeros botes, engañados por las mafias y que acaban medio muertos en las orillas patrias.

Desde la llegada de Tom a su vieja casa, el encuentro con el soberbio John Carradine, la estructura familiar, esa escena inicial de los abuelos, el durísimo viaje subidos al destartalado camión, la cruenta radiografía de los USA, los campamentos, los engaños, el abuso de poder, las trampas.... es una película que no da tregua, no tiene concesiones, es dura como durísima es la vida de sus protagonistas, sus ojos lo dicen todo, fantástico Henry Fonda.... papel mayor el de la madre (Jane Darwell), eje sobre el que rota toda la familia y que sólo frente al hijo muestra su miedo a la soledad y a no poder enfrentar una empresa tan imposible.

Las uvas de la ira es una obra maestra y, además, una película que debería verse en los colegios. Estoy convencido que su visionado es mucho más productivo y valioso que muchos insulsos libros de texto. Los Toad son ahora miles de familia en todas partes y sorprende como el país al que todos miramos con admiración era, hace apenas 90 años, un lugar terrible y desolador.

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